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COVID-19 ha traído consigo numerosos retos extraordinarios, entre ellos el aumento de equipos de protección individual (EPI) y suministros sanitarios como pañuelos de papel, desinfectante de manos, mascarillas y guantes desechables, que se tiran a la basura. Como resultado, la industria de gestión de residuos se encuentra con una escalada de residuos potencialmente infecciosos a los que hacer frente.

Para empeorar las cosas, la información contradictoria relativa a la eliminación está haciendo que muchos trabajadores del sector teman por su seguridad mientras recogen, manipulan y procesan residuos sólidos urbanos (RSU). De hecho, los informes que sugieren que los trabajadores de los vertederos están tratando con un número significativo de batas de hospital y otros equipos, junto con bolsas de riesgo biológico e incluso agujas, apuntan a graves problemas de desvío a lo largo de la cadena.

Sin embargo, las indicaciones de la OMS se limitan a eso:

"No hay pruebas de que el contacto humano directo y sin protección durante la manipulación de residuos sanitarios haya dado lugar a la transmisión del virus COVID-19"

Mientras que la Administración de Seguridad y Salud en el Trabajo (OSHA) ofrece que:

"....los residuos médicos con contaminación potencial o conocida por COVID-19, se gestionan como cualquier otro residuo médico regulado. COVID-19 no es una sustancia infecciosa de Categoría A", y que: "los trabajadores y empleadores deben manejar los desechos sólidos municipales (por ejemplo, domésticos, comerciales) con contaminación potencial o conocida por COVID-19 como cualquier otro desecho municipal no contaminado".

En algún punto entre estas definiciones, sin embargo, la confusión está llevando a que los residuos peligrosos se abran paso en los flujos de residuos no peligrosos. Si a esto añadimos una industria sobrecargada que lucha por seguir el ritmo del aumento de la demanda tanto en el sector residencial como en el sanitario, la eliminación adecuada de los residuos se convierte en un tema de gran importancia.


El sector de la gestión de residuos

Mientras gran parte del sector de la gestión de residuos intenta seguir funcionando como hasta ahora, COVID-19 está marcando el comienzo de una nueva era. cambios radicales en EE.UU.. En este panorama en rápida evolución, sigue existiendo la posibilidad de que se restrinjan los servicios, ya sea por enfermedad de los trabajadores o por normas cada vez más estrictas que limiten la capacidad de los trabajadores para tratar los residuos con la misma eficacia que antes de la crisis.

Es posible que haya que introducir nuevos sistemas para mantener unos procedimientos de eliminación correctos y una reducción de los residuos en otros ámbitos; en particular, los de los servicios sanitarios no esenciales, como dentistas, clínicas médicas y otros procedimientos electivos, pueden ofrecer cierto respiro. Sin embargo, dado que los RSU aumentan significativamente, es poco probable que esto compense el aumento de las demandas sobre la industria.

Por tanto, identificar, clasificar y eliminar de forma eficaz y eficiente los residuos peligrosos y no peligrosos asociados a COVID-19 es crucial para garantizar la seguridad de los trabajadores del sector y mantener el procedimiento de eliminación correcto.


Seguimiento y localización de residuos

La tecnología desempeña un papel fundamental a la hora de garantizar que los residuos infecciosos o potencialmente peligrosos se envíen a las instalaciones correctas para que puedan ser inocuos y eliminados correctamente. Para ello, el aumento de la transparencia mediante GPS, RFID y códigos de barras exhaustivos permitirá a los fabricantes etiquetar los suministros, a los hospitales "registrar" los residuos, a los transportistas registrar su llegada a la instalación correcta y a las instalaciones confirmar su destrucción, es decir, rastrear todo el ciclo de vida de los residuos infecciosos desde la cuna hasta la tumba.

La aplicación y mejora de estas tecnologías es vital, ya que ayuda a prevenir nuevas propagaciones relacionadas con la eliminación inadecuada de residuos infecciosos y permite a los municipios gestionar mejor los hospitales, las clínicas y los edificios residenciales, como las residencias de ancianos. Además, disponer de más datos sobre el número de suministros esenciales utilizados y desechados durante la crisis puede permitir planes de gestión de existencias más sólidos para el futuro y que el gobierno y el sector sanitario estén mejor preparados.


Proteger a los trabajadores es primordial

Proteger a los trabajadores de la exposición al virus es crucial para garantizar la salud de los transportistas y que los servicios puedan funcionar de forma óptima. Esto es así en todas las etapas de la gestión de residuos, desde la recogida hasta el procesamiento, y cada eslabón de la cadena debe garantizar la eliminación segura y adecuada de los residuos médicos, los residuos peligrosos y los residuos sólidos urbanos, respectivamente.

Independientemente de lo que dicten las directrices estatales vigentes, los que están en primera línea deben ir siempre equipados con el EPP adecuado, incluidas mascarillas y guantes desechables, junto con otros elementos esenciales como desinfectante para manos y desinfectantes. Por último, el material educativo y las orientaciones sobre saneamiento, higiene, distanciamiento social y autoaislamiento deben actualizarse periódicamente, para que los trabajadores tengan acceso a toda la información necesaria para mantenerse seguros en el trabajo.


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